lunes, 29 de noviembre de 2010

Fragm. Un Soplo de Vida - Clarice Lispector



AUTOR: Esto no es una lamentación, es el grito de un ave de rapiña. Irisada e inquieta. Un beso en la cara muerta.
Escribo como si fuese a salvar la vida de alguien. Probablemente mi propia vida. Vivir es una especie de locura que la muerte comete. Porque en ellos vivimos, vivan los muertos.
De repente las cosas no tienen por qué tener sentido. Me satisfago en ser. ¿Tú eres? Estoy seguro de que sí. El sinsentido de las cosas me provoca una sonrisa de complacencia. Todo, sin duda, debe de estar siendo lo que es.
Hoy es un día de nada. Hoy es hora cero. ¿Existe por casualidad un número que no sea nada? ¿Qué es menos que cero? ¿Qué comienza en lo que nunca ha comenzado porque siempre era?, y ¿era antes de siempre? Me adhiero a esta ausencia vital y rejuvenezco por entero, al mismo tiempo contenido y total. Redondo sin principio ni fin, soy el punto antes del cero y del punto final. Camino sin parar del cero al infinito. Pero al mismo tiempo todo es tan fugaz. Siempre fui einmediatamente dejaba de ser. El día transcurre a su aire y hay abismos de silencio en mí. La sombra de mi alma es el cuerpo. El cuerpo es la sombra de mi alma. Este libro es la sombra de mí. Pido la venia para pasar. Me siento culpable cuando no obedezco. Soy feliz a deshora. Infeliz cuando todos bailan. Me dijeron que los lisiados se regocijan y también me dijeron que los ciegos se alegran. Y es que los infelices se resarcen.
Nunca la vida ha sido tan actual como hoy: por un tris no es el futuro. El tiempo para mí significa disgregación de la materia. La putrefacción de lo orgánico, como si el tiempo fuese un gusano dentro de un fruto y le robase al fruto toda su pulpa. El tiempo no existe. Lo que llamamos tiempo es el movimiento de evolución de las cosas, pero el tiempo en sí no existe. O existe inmutable y en él nos trasladamos. El tiempo pasa demasiado deprisa y la vida es tan corta. Entonces --para no ser presa de la voracidad de las horas y de las novedades, que hacen pasar el tiempo deprisa-- cultivo una especie de tedio. Saboreo así cada detestable minuto. Y cultivo también el vacío silencio de la eternidad de la especie. Quiero vivir muchos minutos en un solo minuto. Quiero multiplicarme para poder abarcar incluso esas áreas desérticas que dan idea de inmovilidad eterna. En la eternidad no existe el tiempo. Noche y día son contrarios porque son el tiempo y el tiempo no se divide. De ahora en adelante el tiempo será siempre actual. Hoy es hoy. Me sorprendo y al mismo tiempo desconfío de tanto que me es dado. Y mañana tendré de nuevo un hoy. Hay algo doloroso y tajante en vivir el hoy. El paroxismo de la nota más fina y alta de un violín insistente. Pero está el hábito y el hábito anestesia. El aguijón de la abeja del día floreciente de hoy. Gracias a Dios, tengo qué comer. El pan nuestro de cada día.

Querría escribir un libro. Pero ¿dónde están las palabras? Se agotaron los significados. Nos comunicamos como sordomudos con las manos. Querría que me diesen permiso para escribir a un son arpado y agreste la escoria de la palabra. Y prescindir de ser discursivo. Así: polución.

¿Escribo o no escribo?

Saber desistir. Retirarse o no retirarse: ésta es muchas veces la cuestión para un jugador. A nadie le enseñan el arte de retirarse. Y no hay nada de raro en la situación angustiosa en la que debo decidir si tiene algún sentido continuar jugando. ¿Seré capaz de retirarme dignamente? ¿O soy de los que se obstinan en seguir aguardando a que algo ocurra? ¿Algo como por ejemplo, el propio fin del mundo? ¿Mi muerte súbita acaso, hipótesis que volvería superfluo mi desistimiento?

No quiero competir en una carrera conmigo mismo. Un hecho. ¿Cómo se vuelve al hecho? ¿Debo interesarme por el acontecimiento? ¿Podré descender hasta el punto de llenar las páginas con informaciones sobre los "hechos"? ¿Debo imaginar una historia o doy rienda suelta a la inspiración caótica? Tanta falsa inspiración. ¿Y si viene la verdadera y no llego a tomar conciencia de ella? ¿Será demasiado horrible querer adentrarse en uno mismo hasta el límpido yo? Sí, y cuando el yo comienza a no existir, a no reivindicar nada, comienza a formar parte del árbol de la vida: eso es lo que lucho por alcanzar. Olvidarse de sí mismo y no obstante vivirintensamente.

Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío. Es en este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso: de él extraigo sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: las palabras que digo esconden otras: ¿cuáles? Tal vez las diga. Escribir es una piedra lanzada a lo hondo del pozo.

ANGELA: A veces sólo para sentir que vivo pienso en la muerte. La muerte me justifica.
Un objeto envejece porque tiene dinámica dentro de sí.
En vez de decir "mi mundo" digo, audaz: el mundo depende de mí. Porque si no existe, cesa en mí el Universo. ¿Empezará después de la muerte la abstracción?
¿Yo, reducida a una palabra? ¿pero qué palabra me representa? Algo sé: no soy mi nombre. Mi nombre pertenece a los que me llaman. Pero mi nombre íntimo es: cero. Es un eterno comienzo permanentemente interrumpido por mi consciencia de comienzo.
Dios no es el principio ni el fin. Es siempre el medio.

AUTOR: A veces los que no creen son más aptos para recibir como milagro reluciente el maná que cae de ningún lugar. Ese "ningún lugar" es el aire. Y el aire es lo que los demás llaman Dios. Yo llamo a Dios como él quiere que lo llamen. Es así: abro la boca y como modo de llamarlo dejo salir de mí un sonido. Este sonido es sencillo. Y tiene que ver con el soplo vital. El sonido se limita a ser apenas lo siguiente: Ah...
Ah... la absoluta indiferencia bondadosa y sagaz... Ah... y es hacia ese Ah que como en una respiración vamos con nuestro Ah al encuentro de Él.
Es una cuestión de aliento, de soplo vital.
Meditar es un vicio, se le toma gusto.
Y el resultado de la meditación es Ah, lo que nos vuelve dioses. Está muy bien pero ahora decime para qué ser Dioses o Humanos.
Parece que nos complace poder decir Ah. Entonces termino atravesado por la voz de Dios y aquí digo como quien sopla despacio: Ah...
Nacimos para gozar de este Ah ¿Me bastará ser? No lo sé. No sé qué estoy diciendo.
La planta necesita agua, luz-calor-tierra-aire para justificar su ser ¿y a nosotros nos justifica el Ah?
Hay alguien que espera atrás de nuestro hombro izquierdo para tocarnos y para que digamos Ah...
Cuando digo te quiero, me quiero a mí en vos.
No soy relativo, soy infinito por eso en cada ser me reflejo, en cada ser me encuentro.
La más perfecto que existe en el universo es el aire. El aire es Dios accesible a nosotros. Cuando hablo sobre cosas no estoy cosificando la vida y sí humanizando lo que es inerte. Todo esto es como ya lo dije antes, juego limpio.
No escondo ninguna de las cartas. Y si tengo algún estilo, que venga y aparezca porque no voy a buscarlo.
Todo nacimiento supone un rompimiento.
Me invitaron a ver un parto pero no tengo fuerzas para ver el nacimiento dramático de la aurora en las montañas cuando el sol es de fuego.
Todo nacimiento es una crueldad. Se debería dejar dormir lo que quiere dormir.
Mi maldad viene del malo acomodamiento del alma en el cuerpo. Está apretada, le falta espacio interior.
Ella no se dejó doblar ninguna ver en cuatro patas por el dolor de existir, ese dolor al que de vez en cuando debemos obedecer para seguir viviendo como un buen burgués.
Le pregunto a Dios ¿Por qué los otros? Y Él me contesta ¿Por qué vos? a nuestras preguntas Dios contesta con una pregunta mayor y así nos ensanchamos en espasmos para que crezca un niño en nosotros. Pero -pero paz sobre la tierra y tranquila luz en el aire. Dios que es la nada-todo brilla en el fulgor suave de un eterno presente, durmamos entonces hasta la semana que viene.
¿Y yo? ¿No seré mi propio personaje? ¿Sera que yo me invento? Lo único que sé de mí es que soy el producto de un padre y de una madre. Es todo lo que sé sobre la creación y la vida.
Queremos penetrar en el reino de Dios por los pecados porque, si no fuese por el pecado, no habría perdón y no podríamos llegar hasta Él.
Me refugié en la locura porque la razón no me bastaba.
Espero lo que está ocurriendo. Éste es mi único futuro y pasado.
Un día el amparo en Dios y por ínfimo que haya sido aprendemos a estar en el regazo tibio cuando nacimos.
No servir de nada es la libertad. Tener un sentido sería volvernos mezquinos, somos gratuitamente sólo por el placer de ser.
Y del futuro esperaremos conscientes la falta de sentido, una libertad en el decir, en el sentir Ah...
La felicidad se resume en sentir con alivio un Ah, entonces levantemos nuestras copas y modestamente brindemos un Ah a Dios.
Aunque me cueste terminar duele tanto la despedida ¿no? Bueno, porque en mí duele Ah.
¿Para qué Dios?
Por qué no se queda sentada fumando y muriéndose de hambre Ah porque querés poder decir Ah.
¿Sólo existimos para tener alivio?
Presto atención sólo por prestar atención: en el fondo no quiero saber.
No quiero nada.
Dios es abstracto. Ésta es nuestra tragedia.

ANGELA: Ser feliz es una responsabilidad muy grande. Poca gente se anima. Yo me animo pero con un poco de miedo. Es feliz quien aceptó la muerte. Cuando estoy demasiado feliz, siento una angustia que me amordaza: me asusto.
Soy tan miedosa. Me da miedo estar viva porque quien tiene vida un día se muere. Y el mundo me violenta. Los instintos exigentes, el alma cruel, la crudeza de los que no tienen pudor, las leyes que hay que obedecer, el asesinato -todo esto me da vértigo como hay gente que se desmaya si ve sangre: el estudiante de medicina con la cara pálida y los labios blancos frente al primer cadáver que debe disecar. Me asusta cuando de pronto veo las entrañas del espíritu de los otros. O cuando caigo sin querer bien hondo adentro mío y veo el abismo interminable de la eternidad, abismo a través del cual me comunico fantasmagórica con Dios. El temor. Los suicidas muchos se matan porque les da miedo morirse. No soportan la tensión creciente de la vida y de la espera de lo peor -y se matan para liberarse de la amenaza.
Uno sale de un Alfa hacia un Omega y se destruye y trabaja y se divierte y... ¿Para qué? Caminamos hacia una vorágine - irremediablemente.
No hacer nada puede ser aún la solución.
Iban a confundir esto con el suicidio pero es mera coincidencia ¿Tiene sentido buscar tanto la felicidad, bastará ser feliz? ¿Ser feliz es un estado de tolerancia?

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