martes, 24 de mayo de 2011

Deprecación - Octavio Paz


“Debemur morti nos nostraque”
Horacio

No he sido Don Quijote,
no deshice ningún entuerto
                                              (aunque a veces
me han apedreado los galeotes)
                                                        pero quiero,
como él, morir con los ojos abiertos.
                                                             Morir
sabiendo que morir es regresar
adonde no sabemos,
                                    adonde,
sin esperanza, lo esperamos.
                                                   Morir
reconciliado con los tres tiempos
y las cinco direcciones,
                                        el alma
-o lo que así llamamos-
vuelta una transparencia.
                                           Pido
no la iluminación:
                              abrir los ojos,
mirar, tocar al mundo
con mirada de sol que se retira;
pido ser la quietud del vértigo,
la conciencia del tiempo
apenas lo que dure un parpadeo
del ánima sitiada;
                              pido
frente a la tos, el vómito, la mueca,
ser día despejado,
                               luz mojada
sobre tierra recién llovida
y que tu voz, mujer, sobre mi frente sea
el manso soliloquio de algún río;
pido ser breve centelleo,
repentina fijeza de un reflejo
sobre el oleaje de esa hora:
memoria y olvido,
                              al fin,
una misma claridad instantánea

2 / Breviario de los Vencidos - Emil Michel Cioran



"Y puso un querubín, que blandía flameante espada, para guardar el camino del árbol de la vida" (Génesis 3, 24).
    
Por ese camino he mendigado muchas veces. Y los caminantes, más pobres que yo, tendían sus manos vacías donde dejaba caer el óbolo de la esperanza. Y cuando caminaba así, en medio de esa multitud oprimida, el sendero se hundía en ciénagas y la sombra de las ramas del paraíso se perdía en el sinfin del mundo.

Ni modestia ni paciencia nos harán dueños de lo que perdió nuestro falta ancestro. Necesitamos un espíritu de fuego, y entonces ese querubín enemigo que afila armas y locuras, se derretirá en la pira de nuestra alma.

¿Nos ha cerrado el Todopoderoso todos sus caminos? Plantaremos entonces otro árbol aquí, donde no tiene guardianes, ni espada ni llamas. Crearemos un paraíso a la sombra de los suplicios y mansamente descansaremos bajo enramadas terrenales, como ángeles efímeros. Que Él se quede toda una eternidad donde no haya nadie; nosotros seguiremos pecando, mordiendo las manzanas que se pudren al sol. Amando las ciencias del pecado, seremos comparables a Él y, por mor del sufrimiento de la Tentación, más grandes aún.

Creyó Él que con la muerte nos haría esclavos y que le serviríamos. Pero nosotros, poco a poco, nos hemos acostumbrado a la vida.

Vivir: especializarse en el error. Burlarse de las verdades indubitadas, no hacer caso de lo absoluto, tomar a broma a la muerte y transformar lo infinito en azar. Sólo se puede respirar en lo más hondo de la ilusión. El mero hecho de ser es tan grave que, comparado con él, Dios es pura bagatela.

Armados por los accidentes de la vida, asolaremos las crueles certezas que nos acechan. Cargaremos contra ellas, embestiremos contra las verdades, atacaremos las luces que nos ciegan. Quiero vivir, y por todas partes salta el espíritu contra mí, defensor de las causas del no-ser.

...Así, fiel a sí mismo, blande el hombro la espada en la cruzada de los errores.

jueves, 5 de mayo de 2011

28 / Décima Poesía Vertical - Roberto Juarroz



Eras el portado de la aventura,
El huésped de lo insólito,
Titular de los trajines del milagro,
Depositario de las rubricas del viento,
Capitán del azul inesperado,
Reinventor general de lo existente.

No importa que las costras de la vida
Sometieran tu heráldico penacho.
No importa que tu enorme expectativa
Se hundiera en los sarcófagos bruñidos.
No importa que tus manos siempre abiertas
Te las hayan cerrado con usuras.
No importa que tus sueños para todos
Se volvieran un sueño para nadie.

Basta sencillamente que hayas sido
Lo que alguna vez fuiste:
Un hueco de tos joven
En la cueva envejecida del mundo.