domingo, 22 de abril de 2012

407 / Libro del Desasosiego - Fernando Pessoa


Dios me creó para niño, y me mantuvo niño siempre. ¿Pero por qué permitió que la Vida me golpease y me quitase los juguetes, y me dejase solo en el recreo, arrugando con manos tan débiles el delantal azul sucio a fuerza de tantas lágrimas derramadas? ¿Si yo no podía vivir sino mimado, por qué me privaron del cariño? Ah, cada vez que veo en las calles un niño que llora, un niño exiliado de los otros, me duele, más que la tristeza del niño, el horror desprevenido de mi corazón exhausto. Me sufro con todo el peso de la vida sentida, y son mías las manos que retuercen la punta del delantal, mías las bocas torcidas por el llanto verdadero, mía la debilidad, mía la soledad, y las risas de la vida adulta que pasa me usan como luces de fósforos frotados en el estuche sensible de mi corazón.

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